jueves, 1 de septiembre de 2011

Capìtulo 5. METAPHORS THAT KILL

En este capítulo, el autor hace una comparación de la Guerra del Golfo Pérsico de 1990, con la invasión de los norteamericanos a Afganistán. Su argumento se basa en una metáfora relacionada con la política exterior de Estados Unidos, haciendo hincapié en que hay que vencer a dos enemigos; el entonces dictador Saddam Hussein y Osama Bin Laden. Dentro de la política exterior norteamericana, el pretexto radicaba en que la guerra no se está librando contra el pueblo iraquí, sino contra el dictador: En este sentido, la metáfora esconde algo; que la nación es parte de una metáfora de la comunidad internacional, en la que hay naciones amigas, naciones hostiles, Estados canallas, y así sucesivamente. Esta metáfora viene con una idea del interés nacional: y este es  el interés de una persona para estar sano y fuerte, por lo que es el interés de la nación a una persona para ser  fuerte y sano, tanto militar como económicamente. Eso es lo que se entiende por el interés nacional.
La comunidad internacional se suma a las relaciones de la nación como una metáfora de una persona, con lo cual se le denomina el modelo del actor racional. Un punto importante que señala el autor, es que, en la guerra del Golfo, la se aplicaron los activos de un país; tales como sus soldados, material y dinero. Desde los Estados Unidos se perdieron unos cuantos de esos activos en la Guerra del Golfo. Un elemento a destacar, es que la guerra se informó y publicó sólo después de la sección de negocios del New York Times (uno de los periódicos más importantes de la unión americana), como si hubiera sido una ganga.
Otro punto a destacar  es que tanto en la guerra de Irak, como en la de Afganistán diversas naciones y diversos organismos apoyaron las estrategias norteamericanas, y estas naciones actuaron como si fueran actores racionales tratando de maximizar sus ganancias y activos, y minimizando los costos y pérdidas.
La percepción que hace el autor, la veo como un empeño fallido del presidente Bush en confrontar a sus aliados contra los países de medio oriente.  En la Guerra del Golfo Pérsico, el discurso y argumento  de Bush se centró en una historia de auto-defensa; afirmando que Saddam Hussein era una amenaza para un sector estratégico importante como lo es el petróleo.  Sin embargo la radicalización y polarización de su discurso alejó su liderazgo de la percepción pública, por lo que sus atributos como líder rompieron la relación entre predisposiciones y mensajes persuasivos, inhibiendo el proceso de persuasión política, ya que el pueblo norteamericano no le creyó.
Haciendo una comparación de 1990 con el año 2003, me parece que G. Bush padre e hijo, emplearon la radicalización de la semántica del discurso, generando un efecto de decepción, con lo cual regalaron una imagen de gobernantes maximalistas.

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