BUSH-CLINTON.
El texto
nos habla acerca del papel que llevan a cabo los asesores políticos y los
especialistas en comunicación, cumpliendo con una tarea central en la realidad
del gobierno de los Estados Unidos. Lejos están de esa idea primitiva que
todavía defienden algunos en el mundo, en el sentido que por un lado se
gobierna y luego se comunica esa gestión de gobierno. Por el contrario, si
vemos el plano de la Casa Blanca, si estudiamos quiénes ocupan las principales
oficinas y cuáles son sus funciones, entonces comprendemos que la comunicación
es parte indisoluble de la gestión gubernamental del gobierno estadounidense.
Una creada
esta oficina, se refleja como un sistema centralizado, el cual magnifica a los
diversos personajes, de la misma manera que simplifica las ideas y el discurso.
Es también un extraordinario vehículo para la propagación de cuerpos generales
de ideas, pero no sirve tanto para explicar los rasgos, los detalles y los
matices que siempre constituyen los elementos definitorios de una propuesta
política programática.
Estas
agencias tienen la capacidad de hilar una historia para manipular no sólo lo
que los funcionarios del gobierno están diciendo, sino también lo que los
medios están diciendo sobre ellos. Hacer girar pues, una historia, en la cual algunos elementos
tales como los comunicados de prensa, desplegados, actualidades de la radio, canales vía
satélite, sesiones informativas, y otras
fuentes, puede ofrecer la línea desde un ángulo que hace la historia de la
mejor manera posible.
Otro
aspecto importante de la Oficina de Comunicaciones de la Casa Blanca, es que algunos medios de
comunicación han llegado inclusive a depender de sus servicios. Me parece que
esto se debe a que el modelo comunicativo y televisivo norteamericano, sobre
todo de índole comercial, está conformado por programas casi siempre breves, en
los que no hay espacio para declaraciones extensas sino para resúmenes
apretados. En esos espacios la frase directa y breve, afortunada o no, llega a
tener más importancia que el concepto. Las personalidades políticas, los
analistas y comentaristas que comparecen ante la televisión, tienen que
sintetizar sus opiniones en unos cuantos minutos o, casi siempre, en fracciones
de minuto. Las propuestas políticas entonces se transforman en consignas. La
retórica del discurso tradicional, que suele emplearse en las alocuciones cara
a cara (en una asamblea o un mitin) tienen que ser sustituida por una retórica
de los medios electrónicos y sobre todo, de la caja de imágenes múltiples, pero
de conceptos restringidos, que es la televisión. La oficina pues, debe
establecer un cuidadoso equilibrio entre cortejar a los medios de comunicación
y eludir ellos. Esta utiliza el estilo de vender un programa sustantivo como lo
hizo con tanto éxito en el primer mandato de Ronald Reagan. Sin embargo, las
graves deficiencias en el uso de la oficina han sido ilustradas tanto por la administración Bush, como la primera parte
de la administración Clinton.
CASO
BUSH
Bush
proporcionó el acceso inusual a los
medios de comunicación. Muy diferente a su predecesor inmediato, Ronald Reagan,
le gustaba el intercambio con los periodistas, a menudo aparecía en la sala de
prensa de la Casa Blanca sin previo aviso para celebrar una conferencia de
prensa informal. Bush no se sentía cómodo eludiendo a la prensa y con ganas de
evitar la acusación de la manipulación de los medios de comunicación. Bush
desdeñó la habilidad de Reagan en la comunicación, al considerarla como una
forma de “juego de manos”. De hecho, el aparato de la campaña de Bush fue
prácticamente un calco de la empleada por Richard Nixon en 1968.
Cuando
Bush fue elegido presidente, eligió
Demarest como director de asuntos públicos durante el período de transición. Su
trabajo era coordinar la imagen pública de la transición. Su objetivo era
establecer el tono de la administración Bush por dar al pueblo estadounidense
una muestra de lo que vendrá. La estrategia de Bush radicó en una política de
inclusión, por lo que Bush reunió a un amplio espectro de personas en la Casa
Blanca, incluyendo a demócratas como Michael Dukakis y Jesse Jackson. Bush
disfrutó de enorme popularidad durante la primera parte de su administración,
pero lo hizo con una agenda interna muy delgada.
La
cobertura de la guerra del Golfo Pérsico fue un ejemplo clásico del gobierno en
los medios de comunicación, mediante la selección de símbolos, la construcción
de significados, y que ofrece una variedad de amenazas, la oficina ayudó pues,
a proporcionar una cierta perspectiva del panorama político para el consumo
público.
El
fenómeno de los “ talk show´s”, se convirtió en la política atractiva no sólo
para los candidatos, sino también a los productores de los programas. Los altos
índices en la audiencia estimuló la proliferación de las apariencias de un candidato en programas de entrevistas. Estos
dieron a los votantes la oportunidad de conocer a los mejores candidatos.
CASO
CLINTON
Los
asesores de Clinton por su parte,
aprovecharon el fenómeno de los “
talk show´s, se organizaron y coordinaron sesiones de grupos focales para saber lo que
la gente sabía en cuanto a la persona de
Bill Clinton. La mayoría sabía muy poco, muchos ni siquiera sabía que tenía una
hija. Greenberg dijo a los participantes del grupo focal de origen humilde, la
historia acerca de Clinton, sobre la forma en que se había abierto camino hasta
la universidad, y de su esposa e hija. Los asesores aprovecharon los programas
de entrevistas como un foro íntimo para la reintroducción de Clinton. Estos
intercambios de uno a uno. Frente a las cámaras y los reflectores Clinton era
un experto, pues le encantaba estar sin protección ante el público, lo cual fue
un elemento que lo favoreció.
Según
los asesores de Clinton, el marco de referencia de los televidentes, cuando no
tienen por costumbre asomarse a otros medios, suele ser limitado e incluso
confuso. La televisión se erige no sólo como medio, sino como escenario de la
información que reciben sus audiencias. E incluso la televisión llega a ser
protagonista ella misma de las noticias, desplazando a los verdaderos autores de
hechos públicos.
En
conclusión, podemos afirmar que en la estructura organizacional de la Casa
Blanca en los periodos de Bush y Clinton, existen funciones que consisten en
establecer una agenda clara y simple, solidificar las bases ideológicas de la
gestión, seleccionar y dirigir un staff
leal y competente, mantener a la Casa Blanca enfocada en sus tareas y
administrar sus tiempos y sus trabajos. Sobresale la Oficina de Comunicaciones,
como la permanente cara visible del gobierno para la prensa, y actúa como
vocera del Presidente. También esta oficina se encarga de la responsabilidad
por el conjunto de la política de comunicaciones del gobierno, desde su
formulación y planificación hasta su implementación. Asimismo supervisa la
Oficina de Prensa, la Oficina de preparación de Discursos y todo lo vinculado a
los medios de comunicación.
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